B»H
Es miércoles, el día perfecto para recordarles que empiecen a trabajar en la jalá de la cual les conté aquí. Así que en caso de que necesitaran un poco de inspiración mientras se ponen las manos a la obra, acá les relato unas maravillosas lecciones q la mitzvah de jalá nos enseña sobre educar a nuestros hijos.
1- Detalles: tratamos de usar buenos ingredientes, si posible la harina hecha para pan; la temperatura de la cocina afecta así que nos aseguramos que la cocina no esté muy fría. Hay mujeres q hasta dicen que su estado anímico afecta como sale el pan. De manera similar, cuando criamos nuestros hijos, cada detalle en su medioambiente es importante y esencial en el resultado final. Las palabras que se dicen, cómo se dicen, lo que hay en las paredes, la música que se escucha, la temperatura emocional del hogar, las amistades, el colegio… todo esto y muchos detalles mas son esenciales porque afectan la composición espiritual de nuestros hijos. Y queda en nosotras como madres, ser selectivas en los ingredientes que van a afectar sus vidas.
2-Agua: Torah. Es nuestra obligación como madres de ofrecerles a los hijos el compás espiritual que han heredado-la Torah-que sepan de dónde vienen y qué se espera de ellos como miembros de nuestro pueblo.
3-Aceite: Los reyes de Israel fueron ungidos con aceite, cada uno seleccionado por Di-s para ser el Rey del pueblo. De manera similar, cada uno de nuestros hijos es ungido, seleccionado para una misión única y especial en este mundo y es nuestra labor como madres ayudarlos a entender esto, encaminarlos y darles las herramientas para que encuentren su misión y utilicen todo el potencial que Di-s les dio para realizarla.
4- Azucar: Igual que la levadura necesita azúcar para crecer, los niños necesitan dulzura, alabos, alientos, sonrisas, cariño y diversión. Esto les ayuda a crecer seguros de si mismos y mantener la alegría de vivir y de ser judíos.
5- Sal: Sin la sal, la masa no se mantiene. Pero si bien las sal es vital, mucha sal o muy poca sal pueden arruinar toda la receta. Los niños también necesitan un poco de crítica, de disciplina y seriedad para q puedan afrontar la vida. No se les puede proteger completamente de la dureza de la vida. Ahora bien, esta «sal» tiene que ser contrarrestada por el «azúcar». Al igual que con la challah, la proporción ha de ser siempre mucha mas «azúcar» que «sal».
6- Amazar: Después que añadimos todos los ingredientes, es hora de amasar. Y como dice mi esposo siempre, amasada a mano, con fuerza y empeño, sale mejor. Mientras mas le damos y le damos a esa masa, mejor sale el pan. De igual forma, a los hijos, hay que ponerles, como dicen en inglés «all that you’ve got». Como dice mi mama, «no se van a criar solos». Y mientras mas esfuerzo le pongamos, a nuestro rol de madres, mejor será el resultado.
Uno los forma hasta el punto en que …Hay que dejarlos crecer. Ya hicimos todo lo que pudimos, le dimos los ingredientes adecuados y en las proporciones adecuadas y amasamos con todas nuestras fuerzas. Ahora hay que dejar que la masa crezca. La tapamos, protegiéndola de los vientos externos y la dejamos ahí quieta y es ahí cuando crece mas. Igualmente, con los hijos hay que a veces tomar pausa, darles su independencia; tener fe en que hicimos todo lo posible y en Di-s y dejar que aprendan por si mismos. Si seguimos destapando y jurungando la masa, esta ¡no va a crecer! Sólo cuando le damos su tiempo y a veces mucho tiempo, ella crece y se llega hasta a ¡duplicar en tamaño! Algunas masas crecen mas lentas y otras mas rápido. De igual forma, cada niño es diferente, pero hay un punto en que todos hay que dejarlos y verlos crecer.
Finalmente, la masa ya creció y es hora de sacar el primer pedazo y bendecirlo. No es un pedazo para disfrutar, sino para reconocer que ultimadamente todo viene de Di-s y no sólo del esfuerzo de nuestras manos. Estamos reconociendo que todo el esfuerzo que le pusimos a los hijos y todos los logros de ellos, son ultimadamente una bendición de Di-s. Incluso, cuando nos acordamos de Di-s con un acto tan pequeño como el de separar jalá, le estamos transmitiendo a nuestros hijos la lección que todo el trabajo que hacemos en esta vida y todos nuestros logros, no son sólo nuestros, sino que hay algo mas grande que nosotros mismos.
Así que al final amigas, mucho está en nuestras manos y al igual que trabajamos, estiramos, le pegamos y formamos la masa, igual formamos a nuestros hijos y a nuestros maridos (aunque no lo admitan). Toma tiempo, práctica, paciencia… mucha paciencia para que salga bien, pero con la ayuda de Di-s, el resultado puede ser buenísimo. Que Di-s nos bendiga a todas, con najat de nuestros hijos y verdadera alegría.
Como ven aqui, aún tengo mucho que amasar…
¡Sí puedes preparar un Shabbat hermoso sin pavor ni ansia!

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