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¡Hola amigas! Esta guiñada divina es mi reflexión sobre la fiesta de Sukkot y sobre mirar nuestra vida de ves en cuando con lentes diferentes. Algunas veces tenemos ese cambio de perspectiva naturalmente. Pero la mayoría de las veces es un esfuerzo que hacemos conscientemente. Luego hay veces que aparecen personas en nuestras vidas que nos recuerdan como se ve nuestra vida si la miramos a través de lentes de otro color.
El domingo pasado mientras estaba sentada en la mesa de la cocina tomando té y revisando mi lista de cosas que hacer, mi hijo de cuatro años apareció con unas gafas de fiesta dorados que habían sobrado del último Bat Mitzva que estilicé. Espléndidos, con lentes dorados y marcos de escarcha dorada, las gafas pasaron de su cabeza a mi cabeza. Le pareció muy gracioso a mi hijo. Yo dije, «Ooh todo se ve como doradito, amarillito. ¡Me gusta!» El se fue a jugar y yo pues miré mi lista y me paré a hacer los aderezos de las multiples ensaladas que iba a servir en Sukkot. Sin que me diera cuenta pasó como una hora y yo ya estaba con la batidora prendida haciendo postres, cuando entró mi hijo de diez años todo sudado de estar montando el sjaj y me dijo, «¡Ooh mami, que buenas gafas!»
Yo por supuesto había disfrutado el nuevo colorcito a través del cual se veía todo, ni me había molestado en quitarme las gafas y me había acostumbrado a tenerlas puestas. Sí, literalmente había estado mirando mi vida a través de lentes de otro color. Lo cual me recordó que también tenemos que hacer esto en el sentido figurativo.
Y es esto precisamente lo que hacemos en Sukkot. Ponemos nuestras vidas en alto y salimos a convivir en esta simple estructura – la suká – demostrando nuestra fé en que todo lo que tenemos viene de Di-s. Estamos completando el ciclo que comenzamos en Rosh Hashaná y Yom Kippur – un periodo de re-conectarnos con Di-s, durante el cual indudablemente nos ha proveído innumerables bendiciones para el año nuevo. En Sukkot, al salir a nuestras sukás estamos demostrándole a Di-s que tenemos esta fé. Estamos demostrando que creemos. La fé es como ponerse un par de gafas con lentes de otro color. Porque creer quiere decir que vemos las cosas desde Su perspectiva. A través de Sus lentes. Y es cuando comenzamos a ver a través de esos lentes que tenemos completa confianza y cero dudas de que absolutamente todo en nuestras vidas es bueno.
Y en caso de que este cambio de gafas se me haga algo difícil, Di-s me envió invitados de Sukkot para que me recordaran el mensaje. «Esta es la suká mas linda que he visto.» «¡Que lugar tan divino!» Escuchamos estos y otros comentarios similares de nuestros invitados durante los dos primeros días de Sukkot. Y si bien nuestra suká es muy simple y no quedaría muy alta en el «rankeo» de los algoritmos de Pinterest o Instagram, sí es verdaderamente linda y divina. En caso de que tuviera alguna duda (la cocina, los mosquitos, el calor y demás pueden ocacionar dudas) sentí una guiñada divina o ¿será que tal vez aún llevaba puestos las gafas doradas de mi hijo? ;-)
xoxo
¡Sí puedes preparar un Shabbat hermoso sin pavor ni ansia!
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