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La parashá de esta semana, Nasso, habla de las ofrendas que traían los líderes de cada tribu de Israel para la inauguración del Mishkán. Es una narrativa muy extraña pues lista las mismas ofrendas repetidas veces, para cada una de las tribus. La Torá escatima en palabras y no usa palabras que no sean absolutamente necesarias (de por si, una lección para nosotros, pero para otro dia) entonces es muy extraño que haya un listado tan extenso y de las mismas cosas repetidas veces. ¿Qué podemos aprender de esto?
Veamos primero el nombre de la Parashá – Nasso – palabra que quiere decir “levantar o elevar”. Esta parashá se lee siempre inmediatamente antes o después de la fiesta de Shavuot, mostrándonos que la Torá es el medio a través del cual la persona se puede elevar, pues le da el potencial de elevarse fuera de las delineaciones del entendimiento de los seres mortales y relacionarnos con Di-s Infinito en Sus terminos.
Muy bien. Pero, por lo general, cuando hablamos de trascender nuestra identidad, pensamos en la perdida del individualismo y conformismo hacia un código de conducta, abdicando nuestra voluntad y personalidad individual. El judaísmo nos muestra todo lo contrario.
El judaism nos enseña como elevarse uno mismo, mas allá de uno mismo. En otras palabras, comportarse de una manera mas elevada, mas divina, sin dejar en el olvido o de lado quien es, que talentos y potencial tiene, y mas bien, trayéndolos consigo, utilizándolos para un propósito divino.
Cuentan que el Arizal podia ver la misión y el servicio espiritual de cada persona y una de las formas que lo hacía era indagando sobre la forma que las personas ven el nombre de Di-s con una meditación similar a la siguiente. Si nos imaginamos el nombre de Di-s, yud-hey-vav-hey- cada una va a ver letras de un color tal vez distinto y tal vez algunas tengan hasta un color de trasfondo. Yo lo he hecho muchas veces con alumnas y es impresionante ver los distintos colores en que las personas se imaginan las letras solo con pedirles que piensen en la letras; una vez uno les pregunta, ¿de qué color fueron tus letras? ¿tenían trasfondo? ¿de qué color? la diversidad de contestaciones es impresionante.
Esto aparentemente tiene algo que ver con nuestro servicio divino. Si bien yo no podría decirles que es exactamente, lo que si les puedo decir es que nada mas el hecho de que todas solo hemos visto las letras del nombre de Di-s en negro sobre un papel blanco en un Siddur, pero aún las vemos en toda una gama de combinaciones de colores diferenes, nos apunta a la siguiente idea. Cada una de nosotras si bien tenemos un pedazo de Hashem el cual es igual para todas, cada una trae una manifestación, una faceta de Di-s completamente distinta a este mundo. Esta individualidad es la que tenemos que expresar en el mundo. ¿Y cuál es la manera optima de hacerlo?
Los sabios nos explican sobre esta narrativa tan extensa de la Parashá, la cual pareciera superflua, lo siguiente: cada uno de los sacrificios de los lideres de las tribus de israel eran en efecto distintos. Si bien eran los mismos articulos, cada uno venía con una intención, una perspectiva, una emoción y motivación distinta. Cada líder veía su contribución como representativa del servicio divino de cada tribu. Osea, estas ofrendas se identificaban con la la misión particular de esa tribu y el lineage de la misma y era esto lo que expresaban. La acción podría haber sido la misma, pero el trasfondo espiritual difería de líder a líder.
Igual nosotros. Los hombres se pondrán el mismo tefilin, la mujeres ponderan las mismas velas de Shabbat, comeremos la misma comida kasher, daremos la misma tzedaka y haremos todas las mismas leyes de la Tora universalmente, pero cada una sigue siendo diferente. Nuestro acto, si bien es el mismo que el del otro individuo, no implica conformidad ni uniformidad. En vez este formato nos abre canales para que cada individuo sirva a su Creador, no como mejor le parezca y cuando le parezca, motivado por sus propias intenciones y deseos, sino, conforme a los deseos y motivaciones de Di-s. Y es ahí donde la persona verdaderamente se eleva.
En otras palabras si siguiéramos nuestra inspiración propia una persona podria decidir servirle a Di-s meditando, la otra con actos de caridad, la otra contemplando la naturaleza. Cada individuo tendría un método diferente y se relacionara con Di-s de la forma que el o ella desee. Esto es muy bonito. El problema es que en ese método tan bello hay un inconveniente. El inconveniente esta en la misma subjetividad que lo hace tan bonito y es que la misma limita a la persona, ya que la manera de servir a Di-s no es como Di-s quiere.
Cuando por el contrario, la persona observa la Tora y sus mitzvot – que son la sabiduría del Ser Infinito – la persona está permitiendo no sólo infundir su servicio con toda la individualidad con la cual El la creo, sino que a su vez logra elevarse, levantarse, saliendo de sus propias limitaciones mortales y obtiene acceso a recursos infinitos que sólo Di-s le puede proveer.
Entonces si queremos ser verdaderamente individuales, pero al máximo, trascendiendo nuestras propias limitaciones, nos conviene seguir el paradigma aparentemente uniforme que nos dio nuestro Creador, el Infinito.
¡Que tengan un Shabbat Shalom, amigas!
¡Sí puedes preparar un Shabbat hermoso sin pavor ni ansia!

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