B»H
Hola chicas, esta historia me sucedió ya hace un par de semanas y aunque me veo un poco ridícula en ella, ok digamos que me veo cómica, la historia es demasiado buena para no contarselas… (¿Ven como las quiero?)
Este año mi hijo mayor, de diez años, fue a campamento de verano en Detroit, Michigan. El año pasado fue por cuatro semanas y este año lo enviamos por siete semanas. (Pueden leer acerca de la experiencia del año pasado aquí.) Estuve muy contenta con la decisión, pues se que es un campamento excelente y que el año pasado ese campamento le hizo super bien a mi hijo. De hecho, pasó casi que todo el año escolar soñando con volver al campamento.
Mi esposo se ocupó del pasaje de avión y yo del resto. Los detalles de como hacer que mi hijo y su amigo llegaran al campamento eran bastante complicados. Después de muchas vueltas, decidimos con el papá del amiguito, también un amigo cercano y de mucha confianza, que el llevaría a ambos chicos a Detroit. Llamemosle «el chapetón.» Volarían la noche anterior. A la mañana siguiente irían al shul, luego a comer pizza y luego el los dejaría en el autobús del campamento de donde los chicos de la cuidad de Detroit se irían hacia las afueras al campamento. Mi esposo le hizo un tiquete atado al tiquete de este amigo chaperón, y así podría viajar con el y con su hijo. Osea dos amiguitos y un papá.
Llegó el día de enviarlo a Detroit. Mi esposo estaba de viaje de negocios en China. Por ende, acordé llevar a mi hijo a casa del amigo, despedirme de el allí y así evitarme el «shlep» con mis otros niños hasta el aeropuerto y de regreso a casa.
Esa mañana me llama el papá chaperón y me dice que me acuerde de hacer el «check in» de mi hijo. Hice el «check in» y no me enviaron la tarjeta de embarque. En vez, me salió un mensaje diciendo, «Esta no es una tarjeta de embarque. Como eres un menor viajando sólo, deberás presentarte al «counter.» No me gustó la cosa… «¿¡Cómo que no tarjeta de embarque!? ¿¡Cómo que menor viajando sólo!? (Mientras tanto, los otros dos si tenían sus tarjetas de embarque, naturalmente.) Estaba confundida.
Yo no quería incomodar al chaperón, pero todo parecía indicar que mi hijo tendría que llegar mas temprano que lo provisto para poder sacar la tarjeta de embarque. Además no me quedaba claro si resolvía algo llevándolo yo al aeropuerto – una alternativa, que si bien, no ideal, estaba dispuesta a tomar.
Confusión pronto se tornó en preocupación. Llamé a la linea aérea y pa’lante y pa’tras dandole a un botón y a otro y nada que lograba hablar con alguien que me pudiera ayudar. Ahora si me empecé a poner nerviosa. Ya se, parece tonto, pero esto tiene una historia… No lo hace menos tonto. Sólo que pone mi estado emotivo en contexto…
… El año pasado, la primera vez que mande a mi hijo solo al campamento, algo similar me había ocurrido. Mi esposo también estaba de viaje en China. Entre las emociones y el agotamiento que ademas tenía, se me pasó por completo hacer el pre-abordaje desde mi casa. Cuando llegamos al aeropuerto como a las 5 am, con lo que yo asumía era suficiente tiempo, (mi suegra me cuidó a los otros niños), nos encontramos con una fila enorme. En fin, historia larga, corta, mi hijo casi pierde el vuelo. Es mas, su maleta ni se la enviaron sino que la enviaron en otro avión, puesto que ya estaba muy tarde. Si entró al avión, pero ni me pude despedir de el y recibió la maleta en el campamento el día siguiente. Les digo que me sentí un poco madre fracaso pero bueno todo se resolvió y B»H tuvo un verano genial. Ok, ese era el preámbulo a mi estado emotivo, en este día de este verano.
Mi hijo ya me había recordado, «Mami, esta vez no van a haber problemas, cierto?» Yo, «No, chico, por supuesto que no.» ¿Ven, como va la cosa?
«‘No habrán problemas, Yael…’ era eso lo único que te pidió. ¿Ya la fregastes de nuevo?» Entiéndase, que acá hace su gran entrada una CADENA LARGA DE PENSAMIENTOS NO PRODUCTIVOS… (¡Vocecitas fastidiosas, por no llamarlas otra cosa!) Mientras tanto, estoy intentando mantener un rostro compuesto a la vez que intento hablar con un ser humano en esta linea aérea – mi hijo sentado a mi lado, preguntándose que está pasando.
Estoy intentando hablar con alguien en la bendita linea aerea y nada….Claro que estoy haciéndome la que todo va a estar bien y seguro van a darle su boarding pass rapidito cuando llegue con el otro señor y no va a haber problemas con el ticket ni nada, pero la verdad, la verdad, si estaba nerviosa. «¿Que tal que hubieran problemas cuando llegue? ¿Que tal que los pasajes no estuvieran conectados? ¿Que tal que me exigieran pagar una tarifa de menor sin acompañante a pesar de que va con este otro adulto? ¿Qué tal que no vayan con suficiente tiempo para lidiar con la situación de mi hijo sin tarjeta de embargo, ya que el chaperón y su hijo si tienen sus tarjetas, y por nuestra culpa todos pierdan el vuelo?» Esas eran todas las preguntas que me pasaban por la mente… Ah no, perdón, no se que da ahí la cosa, añadamos un poco de hipérbole femenina y algo de esposa patética haciéndosela la víctima… «¿Por qué en esta familia NUNCA podemos hacer bien los pasajes? «Por qué mi esposo siempre está en China cuando pasan estas cosas?» ¡Ya ven como va la cosa… totalmente irracional! #vergonzoso
Todos estos pensamientos locos me bloquearon la mente de tal forma que había olvidado que el pasaje de mi hijo estaba atado al del chaperón. Osea que en realidad no debería haber problemas (salvo que si tal vez tendrían que ir al aeropuerto antes de lo previsto). Aún tratando de comunicarme con la linea aérea, mi hijo y yo fuimos a agarrar una caja de sushi para que se llevara en el avión.
¡No les recomiendo que le envíen mensajes ni le hablen así a sus maridos!
Eran las tres de la mañana en China, así que no había mucho que mi esposo, dormido, pudiera hacer, pero la esposa irracional, entre manejar hasta el lugar de sushi y llamar a Spirit, también logró enviar este tipo de textos. Oy!!!
Al entrar al lugar del sushi, vemos a un viejo amigo. Nos saludamos y le pregunté por su familia. Me dice que en unas horas se va a Nueva York a verlos. «Oh, mi hijo también vuela en unas horas – a Detroit.» El nos dice, «¿Va por Spirit, cierto? Yo le contesto, «Si. ¿Cómo sabes?» El dice, «Es la única aerolinea que vuela Houston – Detroit directo en las tardes y además recuerdate que trabajo para Spirit.»
«¿¡Recuerdate!?» Pues yo no me recordaba de nada y menos en este estado de pánico nervioso. De repente comencé a ver la Hasghajá Pratit desatandose frente a mis ojos…
Mi amigo me ayudó a conectarme con la linea aérea y me aconsejó que me asegure con ellos que todo está en orden con el pasaje. Me dijo que lo mas probable es que mi hijo va a tener que llegar mas temprano y que no saco nada con llevarlo yo, sino que tiene que ir con el chaperón. En este momento ya mi hijo estaba comiendo sushi (hay que mantenerlo ocupado). Yo finalmente consigo que alguien atienda y la agente me pide el numero de confirmación.
Feliz de darselo a un ser humano, le contesté «D de dedo, N de niño, 5, 6, 1.» Y es aquí donde la historia se pone interesante….
La agente contesta, «D de Di-s, N de.» Inmediatamente, yo la corto. De hecho, no recuerdo ni siquiera haberla escuchado. Sólo recuerdo mi reacción instantánea de cortarla y contestarle – algo así como si hubiera escuchado, pero borré lo que dijo y reaccioné. «D de dedo,» le dije nuevamente en un tono no muy simpatico.
Ella me dijo, «Eso fue lo que dije, D de Di-s.» Chicas, yo quede muda. Muda. Mi hijo se ha de haber dado cuenta por que me dijo, «Mami, ¿qué pasa?» Me sonreí y le señale con mis manos que todo estaba bien. Le contesté a la agente, «Si, D de Di-s, N de niño, 5, 6, .»
La agente vio que todo estaba bien con el pasaje y confirmó todo lo que había dicho nuestro amigo. Le expliqué la situación al chaperón. Le pedí disculpas a la vez pidiéndole que llegaran por favor mas temprano al aeropuerto.
La historia se nos hizo genial, pero era hora de irnos. Nuestro amigo que trabaja para la aerolínea, le dio un dólar para shliaj mitzva a mi hijo (que lo diera de tzedaká cuando llegara a Detroit) y nos fuimos.
En ese momento comprendí una vez mas que Di-s me estaba tratando de hablar durante todo este episodio. Primero, nos «tropezamos» con un amigo que resulta trabaja en la linea aérea. Luego, la agente me dice esto…» No me lo podía creer. Reconocí que obviamente no tenía por que estar nerviosa. Mi hijo iba a estar bien. El pasaje, el vuelo, el campamento, todo iba a estar bien, por que todo iba a estar exactamente como tiene que estar y listo. Todo como Di-s quiere. Nada que hacer o mejor dicho, nada de que preocuparse, por que con preocuparnos, no sacamos nada.
Me gustaría poder decirles que estuve en esta nota muchísimo tiempo. No, tristemente no me duró mucho. Cuando llegué a dejar a mi hijo a casa del chaperón, estaban un poco relajados. No se si tardes, pero no exactamente listos para irse. Luego, la mamá del otro chico dice, «Chicos, vengan, les voy a dar pollo de comer.» Yo pensé, «¿¡Pollo!? ¡Señora, si no se van ya, todos van a perder el vuelo!» Pero, me controlé. Abracé a mi hijo y le deseé un verano maravilloso. Me recordé a mi misma, nuevamente, que Di-s estaba en control y camine tranquilamente hacia mi carro.
Unas horas mas tardes, preguntándome que tal les había ido en el aeropuerto, mi esposo ya despierto en China, me comuniqué nuevamente con el. Aparentemente, ya necesitaba otro recordatorio…
Y esa es la lección amigas… «H» está con nosotros, hasta en el número de confirmación. ¿De qué preocuparse?» Una lección que intento todos los días de poner a la práctica – unos días con mas éxito que otros, pero aun intento….
¿Nada mas que decir, cierto?
¡Que tengan una linda semana!
P.D.
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